Antes que nada considero importante hacerte saber mi propia definición de felicidad y mi propia definición de crisis y te voy a decir, también desde mi punto de vista, porqué.
Los seres humanos inventamos el lenguaje para poder comunicarnos, y sin lugar a dudas es una herramienta sumamente valiosa; sin embargo, como todas las herramientas tiene sus propias limitaciones. Considero completamente innecesario ahondar en sus ventajas, si estás leyendo esto me permitiré suponer que las identificas sin problema.
De sus desventajas, hay un tema completo que podría desarrollar, pero por el momento, hacer consciente lo siguiente creo que será suficiente.
Cuando yo te digo “estoy en el camión” te puedes dar una idea de lo que estoy hablando y esto es en definitiva una gran ventaja; la desventaja es que tu representación mental de mí en el camión puede ser muy distinta a lo que yo quise transmitirte. Quizá tú me imaginaste sentada en el camión de ruta y yo estoy sentada en la cabina de un camión grúa a punto de partir a realizar una maniobra.
Conclusión:
¡Gracias porque existe el lenguaje!
Y al mismo tiempo,
¡Cuántos conflictos genera en las relaciones interpersonales!
Entonces, ¿Feliz? ¿Crisis?
Quizá tu significado de felicidad y de crisis es completamente distinto al mío, quizá por ejemplo cuando yo te hablo de “felicidad” tu concepto se asemeja más a lo que yo defino como “alegría”. Desde mi comprensión, la felicidad es un estado de serenidad interior, un estado de aceptación y de confianza en la Vida, en Uno Mismo, en el presente y en lo que “es”.
Y cuando digo crisis, me refiero a una situación o un rompimiento que demanda un análisis o una decisión. No estoy diciendo que estas sean las definiciones correctas, ciertamente no creo que las haya.
Todo mi interés en este momento, está enfocado en poder comunicarme contigo, y expresarte mi percepción sobre la situación de vida actual.
Lo cierto es que no conozco a una sola persona que me haya dicho que esta crisis no le ha producido algún cambio significativo en su vida.
Tengo amigos cercanos que han visto morir a personas a quienes amaban, otros que han cerrado negocios que construyeron a lo largo de varios años de trabajo. Otros que han sido despedidos de sus puestos, otros que se han separado de sus parejas. Otros que han pasado largas temporadas lejos de sus familias sin haberlo planeado así. También tengo amigos que han iniciado proyectos que habían tenido en el tintero por varios años, amigos que han tomado la decisión de irse a vivir a otras ciudades, conozco parejas que han mejorado potencialmente la calidad de su relación, amigos que han empezado a hacer deporte y que han mejorado su salud física y emocional.
¡Y ojo con lo anterior!
Porque de estos amigos de los que te hablo, hay quienes están viviendo un feliz despido, otros que están viviendo una saludable separación, otros que a raíz de su cambio de residencia han valorado lo que tenían en el lugar del que partieron, y otros que han descubierto que realmente los proyectos que imaginaron distan mucho de lo que conllevan realmente.
¿Será que cuando lo leíste inferiste que despido implicaba desgracia?
¿Y que cambio de residencia implicaba éxito?
Si es así,
¡He ahí otro apartado a tener en cuenta cuando nos comunicamos!
Hablando desde mi Yo-Mismo, te puedo decir que esta crisis me ha traído diversos retos; igual que a la mayoría me ha sacado de mi rutina de forma abrupta y contundente. Y también te puedo decir que ha sido un duelo; un proceso interno que me ha dado como resultado un estado de mayor felicidad, de mayor serenidad y aceptación de la realidad y de mi misma.
Hoy me conozco más que cuando inició esta cuarentena de más de 200 días.
¿Quién murió?
Una parte de mí, la parte de mí que creía que mi estabilidad interior dependía de lo que pudiera resolver en el exterior.
Gracias a esta crisis he tomado conciencia de que el valor de las situaciones que ocurren en el exterior reside en lo que me permita resolver en mi interior a partir de ellas. Sea una recesión económica, el rompimiento de una relación interpersonal o una enfermedad del cuerpo,
¡Soy yo quien decide cómo ver cada acontecimiento!
Es la energía que ponemos en las cosas que nos suceden, lo que les da forma. Es nuestra perspectiva al momento de verlas, lo que determina si son una oportunidad o un problema. Es nuestra capacidad de vernos a nosotros mismos en las personas y situaciones que nos rodean, lo que nos permite trascender, lo que percibimos como nuestra realidad.
Si te pareció interesante, busca el post "¡Feliz Crisis!".
¡Te dejo un abrazo!
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