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DESDE AQUÍ HASTA AHORA

¿Qué Es El Amor? ¿En Verdad Duele?

Actualizado: 22 may 2021

Antes que nada, quiero decirte que al escribir este artículo quiero compartir contigo lo que yo he aprendido y desaprendido de él en estos últimos años; lo que me ha servido aplicar, y lo que procuro mantener consciente en las relaciones que sostengo en mi día a día. ¡Lo que he ido integrando Desde Aquí Hasta Ahora!


Es importante mencionar que, desde mi perspectiva, hay dos tipos de amor:


El amor humano, que es del que hablaremos en este post.


Y el amor divino, que, sin importar tus creencias religiosas, es el que se refiere a la energía, la luz, o el ser omnipotente que es responsable de la creación y el sustento del Universo, de la Vida, y del Todo.


 


Habiendo aclarado esto, te invito a regalarte unos segundos para reflexionar:


¿Qué es para ti el amor?


Muchas veces cuando escuchamos la palabra amor, nos vienen a la mente frases románticas, dibujos de corazoncitos y una infinidad de imágenes donde la dicha es la característica primordial.


Y si el amor es tan hermoso,


¿Por qué genera tanta infelicidad?


¿Será que comprendemos lo que es el amor?


¿O será que lo confundimos con enamoramiento, manipulación, deseo, excitación, necesidad y complacencia?


En definitiva, el amor que nos venden en la mayoría de las novelas, en las series de televisión y en las películas…

¡Es una enorme mentira!


En estos formatos de entretenimiento, el drama exponencial se muestra como lo más cotidiano del mundo, el sufrimiento excesivo y la esperanza malsana como virtudes sin igual, el ir y venir de las relaciones interpersonales totalmente distinto a lo que sucede en la vida real, en fin…


¡Son una distorsión colosal de lo que implica

verdaderamente AMAR!

 

¿Cuánto amas?


¿De verdad lo haces?

 

Las relaciones que construimos a lo largo de nuestras vidas, son el mejor recurso del que disponemos para dar respuesta a estas preguntas, son oportunidades para APRENDER a amar, porque sí…


¡Es algo que se APRENDE!


Vivimos en un mundo dual, y para explicar a qué me refiero con esto de forma práctica y sencilla, esto significa que necesitamos manifestarnos en el exterior, para conocernos en el interior.


¿Cómo puedes medir o conocer tu capacidad de amar?


Tómate unos segundos para escuchar lo que te dice tu Yo-Mismo.

Tómate un momento para atender a tu propia respuesta.


 

Podría ser por la forma en que cuidas de los otros, por el cariño que le das a tu mascota, por la manera en que te tratas a ti mismo, por tus acciones a favor del planeta en el que vives, por la atención que prestas a tu cuerpo, por el interés que pones en tu trabajo.


¡Todo son relaciones!


Contigo mismo, con tu profesión, con la naturaleza, con tus seres queridos, con los animales, con tu equipo de trabajo, con la comida. ¡Con la forma en que te relacionas con lo que quieras!


 

A partir de aquí voy a recapitular lo dicho, y a enfocarme en las relaciones interpersonales, porque desde mi punto de vista, son las que más pueden aportarnos y, por lo mismo, son las que más nos generan conflicto...


¡Tengamos en cuenta que otro ser humano

puede inconformarse y expresarse!


Las mascotas, las flores de nuestro jardín y el cuerpo que habitamos, son bastante más tolerantes a nuestras limitaciones y faltas de atención.


¿Qué he aprendido y desaprendido del amor?


Que para comprenderlo, es útil diferenciar el humano del divino, que no se parece en nada a lo que nos venden en los programas, en las canciones, y en otros medios de comunicación; que es algo que se aprende, y que nuestras relaciones son el mejor medio que tenemos para expresarlo.


El amor verdadero tiene tres pilares fundamentales; la honestidad, la convicción de compartir e integrar y el genuino interés por el otro.


La honestidad implica verdad, si nos mostramos distintos a quienes somos, si decimos sí cuando queremos decir no, si fingimos para satisfacer al otro, si mentimos para manipular, en fin. Si utilizamos cualquiera de estas artimañas, entonces la relación es falsa, y en consecuencia se acrecienta la insatisfacción y el miedo a ser descubiertos.


La convicción de compartir e integrar conlleva, por un lado, que tienes la certeza de querer abrirte al otro, que es una decisión que has tomado de forma consciente y libre, que no sólo es un deseo sin fundamentos ni fortaleza. Y, por otro lado, que tienes disposición de dar y de crecer.


El genuino interés por el otro significa libertad pura; es decir, si hay obligación, si hay sacrificio, si hay deuda, si hay exigencia, el amor no tiene lugar.


¿Quéeeee?


¿Esta mujer loca dice que lo tolere todo?

(Me reí bastante al escribir esto)

¡No! Espera a seguir leyendo.


 

Invariablemente, el amor que das a otros, es directamente proporcional al que te provees a ti mismo.

El grado de honestidad que ofreces, es equivalente a la coherencia que mantienes contigo.

Tu capacidad de mantener tus convicciones, parte del respeto que posees por tus propias decisiones.

Lo que compartes, depende de lo que contienes; cuánto puedes integrar del exterior, se deriva de la aceptación y compasión que sientes en tu interior.

El genuino interés por el otro, se fundamenta en la confianza que tienes en ti; y la libertad que otorgas, es tan pura como el valor que te das.




Cuando tenemos fe en nosotros mismos, cuando nos amamos profundamente, cuando reconocemos nuestro verdadero valor;


¡NO EXIGIMOS COMPAÑÍA,

LA APRECIAMOS!


Nadie que sienta agradecimiento por su propia existencia, acepta ser el sacrificio o la obligación de otro, ni se permite ofenderle convirtiéndolo en su carga o su castigo.


Te dejo un abrazo, y te deseo un día maravilloso,



¿Te interesó el tema?

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